- La situación geográfica de Euskadi, con una zona norte de clima lluvioso y templado atlántico, una zona intermedia más seca y continental, y por último con la Rioja Alavesa de clima típicamente mediterráneo, que posibilitan que en nuestro territorio aparezcan especies muy distintas, desde las típicamente eurosiberianas a las marcadamente mediterráneas.
- La ubicación entre los Pirineos y la Cordillera Cantábrica, junto con el carácter montuoso del territorio, posibilita la presencia de especies particulares de ambas cordilleras.
- El accidentado relieve del territorio ofrece gran variedad de condiciones ambientales para diferentes especies, mientras que la influencia de la costa hace que las temperaturas sean más estables en su entorno, creando pequeños refugios para especies de climas más templados. Esta variedad ha permitido que subsistan especies llegadas en etapas climáticas pasadas más frías o cálidas.
- La “brecha” que las alturas moderadas de las sierras del territorio crean en la barrera conformada por la Cordillera Cantábrica y los Pirineos. Ello hace que haya sido y sea uno de los principales pasos para las especies que se desplazan de norte a sur o viceversa, bien en migración, bien expandiendo su área de distribución.
No obstante, el País Vasco tiene un territorio pequeño, una alta densidad de población –cerca de 300 habitantes por km2- y un alto nivel de desarrollo industrial. Todo esto hace de nuestro suelo un recurso escaso.
En la misma dinámica de lo que viene ocurriendo en el resto del mundo, el proceso de expansión urbanística y de artificialización del territorio está provocando la disminución de superficie de los hábitats naturales, así como su fragmentación.
Las principales causas de la pérdida y degradación de la biodiversidad se deben principalmente a la pérdida, reducción o fragmentación de los hábitats naturales por:
- La pérdida de ambientes adecuados, debida a usos agrarios y forestales no respetuosos con el medio natural.
- La urbanización/artificialización del territorio y una planificación y diseño inadecuados de las infraestructuras.
- La introducción, presencia y expansión de especies exóticas invasoras.
- La contaminación.
- La sobreexplotación de los recursos biológicos.
- La falta de una gestión adecuada de las áreas protegidas.
- El cambio climático.
Ecosistemas
Actualmente, los grupos de ecosistemas que mantienen nuestra biodiversidad se encuentran en el siguiente estado:
Bosques: altamente valorados por sus servicios ambientales y sociales, han aumentado su superficie durante las últimas décadas debido al abandono de las plantaciones forestales y de algunos usos agro-ganaderos, hasta ocupar, en la actualidad, el 24 % del territorio. En su inmensa mayoría son bosques jóvenes y de extensión reducida, que están evolucionando hacia etapas más maduras.
Prados y cultivos atlánticos: hábitats dinámicos que aportan gran diversidad ecológica en la región atlántica, han sufrido una disminución preocupante debido al abandono de las prácticas ganaderas tradicionales y a la artificialización de las vegas de los grandes ríos; su conservación es clave para la preservación de la biodiversidad en esta región biogeográfica.
Pastos seminaturales: parte importante del paisaje cultural en el País Vasco, son también soporte de una rica biodiversidad y están manteniendo su superficie aunque no sin dificultades, debido en gran medida a los cambios socioculturales en la agricultura y la ganadería.
Montañas: espacios multifuncionales para la biodiversidad, son los paisajes mejor valorados por la sociedad y fuente de la mayor parte del agua potable en el País Vasco. Son los espacios que menos modificaciones han sufrido en el pasado reciente y, en gran parte, se hallan protegidos por legislación nacional e internacional.
Ríos y zonas húmedas: integrados en todos los paisajes del País Vasco, a pesar de ser proveedores de servicios de la mayor importancia para el bienestar humano, no se les ha reconocido su valor y, en consecuencia, muchos de ellos se han degradado o perdido. Aunque en los últimos años se han producido importantes avances en la mejora de la calidad química del agua de los ríos, como ecosistemas se hallan todavía muy degradados.
Hábitats costeros: constituyen la interfase entre los ecosistemas terrestres y los marinos, es hábitat imprescindible para numerosas especies de ambos sistemas y provee servicios de recreo y turismo para buena parte de la población. Durante el siglo XX sufrieron una enorme reducción en extensión y calidad por la ocupación humana y ahora se está intentando la conservación de lo que ha quedado.
Ecosistemas marinos: las aguas costeras del País Vasco han sido ricas en cantidad y diversidad de especies, lo que atraía hasta a los mayores mamíferos marinos, pero la explotación secular más allá de de la renovación de sus recursos ha conducido al estado de pobreza en la que ahora se encuentran. La próxima designación de LICs (lugares de importancia comunitaria) marinos puede ser un instrumento para su regeneración.
Medio artificial: la gran expansión que ha experimentado la artificialización del territorio se ha acelerado durante los últimos años y ya ha llegado a cubrir el 6% del suelo de la CAPV. Las infraestructuras lineales son causa de fragmentación de ecosistemas y la ocupación de los valles fluviales ha hecho desaparecer las fértiles vegas. Durante los últimos años se están produciendo distintos avances en la mejora ambiental del entorno urbano en muchas de las poblaciones, que pueden beneficiar también a la biodiversidad.
Especies amenazas
En cuanto a las especies, entre las terrestres, 42 especies de fauna vertebrada y 44 de flora vascular están en situación de amenaza grave. Además, muchas poblaciones de especies marinas están por debajo de los umbrales de supervivencia. Con respecto a otras plantas, invertebrados, organismos microbianos y diversidad genética, nuestros conocimientos no nos permiten ni siquiera hacer una estimación de su estado de conservación.